Durante todo el día debes enfrentarte a tomar decisiones, desde escoger la crema dental que quieres comprar, hasta con quién vas a ir a cierto lugar; estas decisiones que tomas están controladas por una combinación de lógica y emoción.
Eso suena bastante simple, sin embargo cada vez que resuelves hacer o no hacer algo, tu cerebro está deliberando una multitud de factores a la velocidad de un rayo.
Este artículo trabajará ejercicios de lógica vs emoción. Aquí es donde utilizamos psicología comprobada y los últimos avances en neurociencia para motivarte a poner tus ideas en acción y, con la práctica, mantener activo y equilibrado el cerebro izquierdo y derecho.
Comprender cómo funciona el proceso de toma de decisiones es esencial para prevenir malas elecciones en el futuro. Para tomar una decisión importante, lo mejor es usar los dos lados del cerebro, no sólo el lado lógico, es decir, el izquierdo.
Las ideas y el proceso de toma de decisiones comienzan en la corteza prefrontal izquierda y si no hay suficiente emoción detrás de la visión, entonces la parte del cerebro llamada núcleo accumbens (NAc) no está activada.
Y si el NAc no está activado, la dopamina, que regula el movimiento y las respuestas emocionales, no se liberará en el cuerpo, por lo que es muy probable que no gaste ninguna energía en la idea, la decisión o el objetivo.
Cuando tienes un objetivo o una idea clara y te estimulas emocionalmente, también estás activando la corteza motora de tu cerebro, lo que te ayuda a descubrir qué hacer y cómo hacerlo.
La lucha entre la lógica y la emoción es tan antigua como la propia especie humana. Es lo que nos separa de otros mamíferos. Los animales por ejemplo, solo están enfocados en lo que necesitan: comida, abrigo y reproducción.
Tenemos que decidir lo que necesitamos y/o lo que queremos por ejemplo, ¿Pizza o Ensalada? ¿apartamento o una mansión? ¿Ser un luchador o un contador?
Ahora, con nuestros cerebros grandes y «evolucionados», que en teoría nos ubican en la cima de la cadena alimenticia, la pregunta es ¿por qué tomamos tantas malas decisiones?
Se dice que alrededor del 80% de las decisiones que tomamos son impulsadas por la emoción en lugar del pensamiento racional. Desde comprar un automóvil hasta tomar «un trago más», lo que sentimos a menudo tiene una influencia mucho mayor que la que nos dice la voz práctica en nuestra cabeza.
El acrónimo HESI, es una excelente manera de resaltar esta tensión. Este representa:
- Hambriento
- Enojado
- Solitario
- Iracundo
Hace referencia a un estado mental al que todos se enfrentan a diario. Si siente uno (o una combinación) de estos y se enfrenta a una decisión grande o pequeña, es mucho más susceptible de tomar una decisión emocional, incluso seguramente será la equivocada.
Es hora de encontrar el equilibrio
Este ejercicio lo llamamos «Encontrar el equilibrio», el cual te ayudará a sintonizar ambos lados de tu cerebro antes de tomar una decisión, sin importar lo determinante que sea. También ayudará a reducir la ansiedad y reducir el estrés que vive dentro de su cerebro y cuerpo a diario.
1. Evalúa si te sientes HESI o no.
Si es así, cuida tus impulsos. Solo cuando te sientas tranquilo y relajado, indica la decisión o el objetivo que necesitas realizar y anótalos en un papel. Esto prepara una mentalidad saludable y enfocada.
2. Práctica alternar la respiración de la nariz.
La respiración alternativa de las fosas nasales, optimiza ambos lados del cerebro para que puedas acceder a todo tu cerebro y todos los beneficios que lo acompañan.
Así es como lo haces:
- Usa tu pulgar derecho para cerrar la fosa nasal derecha, inhala lentamente a través de la fosa nasal izquierda.
- Haz una pausa por un segundo.
- Ahora cierra la fosa nasal izquierda con el dedo anular y suelta el pulgar de la fosa nasal derecha y exhala por la fosa nasal derecha.
- Luego inhale por la fosa nasal derecha. Pausa. Use su pulgar para cerrar la fosa nasal derecha. Exhala por la fosa nasal izquierda.
- Esto es una ronda. Comienza lentamente con 2 o 3 rondas y aumenta gradualmente.
- Siéntate tranquilamente en meditación por unos momentos después de que hayas terminado todo lo anterior. Sólo concéntrate en tu respiración por unos cuantos minutos.
- Cuando estés listo, saca el papel que tenías al principio, anota tu decisión y un paso de acción claro hacia tu meta.
Después de probar este ejercicio, haznos saber cómo funcionó para ti esta actividad. Y, si es de tu gusto, comparte esta excelente información científica con tus amigos en las redes sociales.
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